EL ZORRO POLAR o ZORRO BLANCO es mucho más pequeño que el zorro europeo. Durante el verano el color de su pelo se confunde con el del suelo, mientras que en invierno, con la nieve. Sin embargo no se puede hablar de una muda verdadera de pelo, es decir una caída total y subsiguiente crecida, sino más bien una transformación del color. Al principio del verano, generalmente en el mes de junio, le salen pelos en las partes superiores y externas del cuerpo de color castaño terroso difuminados de gris pizarra o azulados, junto con la lanilla del mismo color. El pelaje se va haciendo más abundante para el otoño y se va aclarando, llegando a ser completamente blanco a principios del invierno.
Existe una forma particular de zorros polares que en invierno conservan su matiz azulado o gris pizarra. Éstos zorros son llamados “azules” y su piel es muy apreciada, razón por la cual se los cría intensamente.
El zorro polar habita en las regiones más septentrionales de Europa, Asia y América del Norte, tanto en islas como en tierra firme. Generalmente no llega más abajo de los 60º de latitud Norte, si bien en Siberia se lo ha encontrado en latitudes inferiores. Efectúa sus desplazamientos migratorios dejándose transportar por hielos flotantes.
Cuando el zorro polar siente que se aproxima una tempestad se esconde en grutas naturales o galerías que él mismo excava.
Busca alimento de cualquier clase en general por la noche, sin embargo lo hace también durante el día si no se siente asechado por el hombre. Prefiere cazar ratones y lemingos, pero caza también lagópodos y aves, siendo muy peligroso para los pajarillos recién nacidos. Tiene la estrategia de fingirse muerto para que las aves marinas se le acerquen para luego saltarles encima.
Cuando consigue gran cantidad de comida el zorro polar entierra el excedente para disponer de él en caso de necesidad. Lo recubre cuidadosamente ayudándose con el hocico, dejándolo fuera de la vista de otros animales.
La época de celo en el zorro polar comienza más tarde que la del zorro rojo; tiene lugar en abril o mayo, dependiendo de las condiciones climáticas. Hacia mediados de junio, da a luz en su madriguera nueve o diez, y hasta doce crías.
La madre muestra por su prole ternura extraordinaria, hasta exagerada, lo cual le induce a cometer frecuentes imprudencias: en efecto, apenas ve de lejos una persona, empieza a ladrar como para ahuyentarla, llamando por el contrario su atención.
Los zorros polares capturados muy jóvenes son fácilmente domesticables y aprenden a seguir a su dueño como los perros. Sin embargo en nuestros climas se vuelven irritables y gruñen, haciendo brillar como brasas sus ojos verdes. Además no soportan jamás, en la jaula donde están encerrados, la presencia de compañeros de su misma especie.
Fuente: www.zoowebplus.com
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